Explícatelo - Explícaselo

Seguramente tendrás un jefe. Un jefe ocupado que nunca tiene tiempo. Un jefe que toma decisiones. Un jefe que te da directrices y te exige soluciones. ¿Sabes por qué tienes que desempeñar esas tareas que te encarga? ¿Cuál es el objetivo final? ¿Por qué te ha dicho que 'NO' a tu propuesta? ¿Es que tu jefe es estúpido o acaso no eres suficientemente importante para que te dedique tiempo a justificarse?

No tienes por qué hacerlo, pero si eres jefe, quizás debas preocuparte mucho por explicar tus decisiones. Es saludable demostrar que tu postura está basada en una organización racional del pensamiento, aunque tus colaboradores no compartan tu modelo axiomático.

La gente es inteligente, y aportará sin duda buenas ideas para lograr el cometido común. Tu equipo trabaja mejor si le confías parcelas de responsabilidad que si por lo contrario microcontrolas todos sus actos, sin dejarlos pensar ni saber con qué fin los ejecutan.

Dibuja la cancha, explica y justifica las reglas del juego, fija el resultado esperado, y déjales jugar el partido. Da indicaciones desde el banquillo, pero no entres a chutar la pelota, lo harás mal y estarás invadiendo el terreno del mérito de tu personal. Recuerda: Eres el Jefe, no el protagonista.

Tener gente es tener cerebros.

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