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Mostrando entradas de 2008

Nuevos vientos

Hace tiempo que no escribo en este blog. La razón es muy sencilla: he cambiado de profesión y me he tomado un respiro. Desde muy joven he tenido la manía de intentar visualizar mi propio futuro a muchos años vista, una práctica tan aparentemente estúpida como sorprendentemente condicionadora. Otear el horizonte a muchas millas de la costa no sirve estrictamente para nada, o quizás tan sólo para no ver costa alguna, una situación poco alentadora. Pero horizonte geográfico y futuro temporal son animalitos de distinta naturaleza. Colón, por mucho empeño que pusiera, que lo deseara, que elucubrase, o que meditase durante su travesía, buscaba las Indias y se topó con otra cosa.  Sin embargo, el futuro no está ahí esperando a que nos lo encontremos, en buena medida lo fabricamos. Cuantas más vueltas le damos, más lo forjamos. De hecho, este proceso de diseño puede ser hasta inconsciente: a veces me he encontrado diarios escritos muchos años atrás, y cuál ha sido mi sorpresa al verificar q

Religión y CheeseBurger: De la razón al dogma

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Hace unas semanas tuve que desplazarme a EEUU por motivos laborales. Allí pasé varios días disfrutando de mi trabajo: visitando clientes, observando el entorno al desplazarme en coche, y conversando con mi contacto allí, tanto del trabajo como de la vida. Durante  mi estancia, tuve ocasión de probar distintos tipos de comida originarios de multitud de regiones del mundo: en Nueva York, repetir algo dos veces es del género absurdo dada la variedad de opciones a las que se tiene acceso. Al cabo de pocos días, caí en la cuenta de que comiésemos chino, japonés, italiano o mejicano, tanto los locales como las cocinas estaban regentados por miembros de una misma y única comunidad religiosa, a la que pertenece mi colega "indígena". Como no podía ser de otro modo, ardía en deseos de averiguar a qué se debía la nula diversidad en lo que a la gestión de los restaurantes concernía: mi colega, judío, sólo puede ingerir comida kosher .  En términos del siglo XXI (según el calendario más u

¡Sin límites! ¡A lo grande!

Corría el curso 2001-2002. Me encontraba en el extranjero, en Alemania, desarrollando mi proyecto final de carrera con una tutora egipcia. Teníamos algo en común (unos objetivos de investigación), pero poco más. Y esa distancia que nos separaba fue origen y destino de muchas conversaciones "no operativas", muy enriquecedoras. No recuerdo con precisión qué nos llevo una tarde a un debate en el que ella enunció una frase que me ha quedado marcada: " Los límites, se los pone uno mismo ". A mi vuelta, en agosto de 2002, el tiempo me afixiaba. Quería acabar la carrera, pero me quedaba una asignatura. Quería trabajar, pero no estaba todavía titulado. Necesitaba movimiento. Conseguí una plaza de becario en un fabricante de automóviles donde aprendí lo que no está escrito. A diferencia de mis compañeros universitarios, me conseguí un mono azul y me mezclé con los operarios, que son los que más saben de hacer coches.  Entretanto, la prisa por nacer profesionalmente me hizo j

Burnt Out

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Mi actividad profesional propicia y requiere el contacto con personas distribuidas en un amplio rango de edades. Observo sistemáticamente un patrón que se cumple en general, y que me atrevo a modelar como sigue: Juventud = capazos de energía Madurez = capazos de experiencia Juventud = ansias de crecimiento Madurez = ansias de estabilidad La energía pletórica de la juventud es derrochadora. A veces encuentra una veta y saca mineral, pero otras veces golpea paredes. Rapidez de respuesta, jornadas infinitas, creatividad pomposa, implicación, y tozudez incorregible en tareas estériles son algunas situaciones en las que vemos expresarse esa juventud. A base de derrochar energías que no siempre se rentabilizan, se aprende a optimizar. Puntos de vista idealistas desengañados, la necesaria acumulación de errores que se cometen al pisar terrenos cada vez más conocidos, y la creación de una unidad familiar y un hogar motivan una mayor productividad, que renta más que el derroche de fuerza bruta

Abstracción

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La sociedad no puede avanzar sin especialización. Hoy puedo publicar un diario en Internet porque las patatas están en el supermercado. Así es: Las patatas están en el super, y mientras unos se ocupan de que no falten, otros pueden fabricar ordenadores, inventar protocolos, hacer mesas de madera, crear la silla sobre la que me siento, y generar la electricidad que preciso. Desde el punto de vista del individuo, la especialización no es otra cosa que cultivar un acertado conjunto de habilidades cuya combinación le permita conseguir el dinero que cuestan las patatas, al menor esfuerzo. Y la evidencia es que las especialidades son muchas… o quizás no . ¿Cuántas canciones posibles hay? Virtualmente infinitas. No obstante, el lenguaje simbólico a partir del cuál se construyen es finito. Unas cuantas octavas de 12 semitonos y un esquema temporal particionado de forma estricta, al menos en el pentagrama. Un pianista capaz de leer a primera vista, puede tocar cualquier pieza de las infinitas p

Lo que cuenta es lo que cuentas

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La confianza es a la relación con mis colaboradores lo que la química del carbono a la vida explorada: La única solución conocida que goza de amplio y reconocido éxito. Es cierto que existen químicas orgánicas alternativas, como la del azufre, pero sólo se conoce que la utilizaran bacterias de más de tres mil millones de años de antigüedad y hoy en día algún que otro humano que desciende de ellas. Pero, ¿qué es la confianza? Sencillamente, la capacidad de encomendar a alguien la ejecución de una tarea o el desempeño de una responsabilidad sin necesidad de supervisar constantemente sus resultados: “Si está en manos de fulano, no hay que preocuparse”. Para confiar en alguien, debemos tener la certidumbre de que existe una alta intersección entre nuestros valores y criterios y los de la otra persona. Esperar que la coincidencia sea total es un ejercicio de egocentrismo exasperante, pues implica que consideramos nuestro modelo el único válido con el que otros deben casar plenamente. La di

Talento o instrumento (revisado)

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Mira esta foto: Se trata de una espectacular toma de un avión aterrizando, justo en el momento en el que el tren trasero roza la pista. La fricción de la rueda sin velocidad al tocar el asfalto a 140 nudos vaporiza la superficie en una estela de polvo de caucho volatilizado. ¿Qué hace falta para realizar esta foto? Pues como para todo, hace falta parte de talento, y parte de instrumento. En este caso, hay más instrumento que talento. La idea es sencilla, y no se requiere una gran habilidad para materializarla. Podemos apostar que en una pista de un aeropuerto concurrido, la escena se repite cada 2 minutos, durante muchas horas. Además, no hace falta tener grandes dotes fotográficas: Un teleobjetivo y una reflex capaz de disparar unos cuantos fotogramas por segundo permitirán encontrar la foto deseada dentro de la ráfaga obtenida con tan sólo mantener pulsado el disparador. He aquí el resultado que se puede obtener con un buen instrumento . Veamos otro ejemplo: Esta es la famosa foto &q

Un poquito de cultura

Hace ya 41 posts inicié este blog sin muchas pretensiones. A lo largo del tiempo me he ido enterando de que personas a las que aprecio y a las que comenté la existencia de este diario se pasan por aquí de tanto en tanto. ¡Incluso tengo la oportunidad de contrastar los contenidos con ellos! Es algo que me hace sentir alegre y triste. Alegre porque he logrado someterlos por la fuerza a seguir mis batallitas filosóficas, y triste porque pienso en lo lamentable que resulta que lean este blog cuando tienen tiempo libre. Como decía, inicié este blog hace algún tiempo con la exaltación de la lectura. "Lee" se titulaba el post. Así que, dedicado a todos los que tengo el honor de entretener desde estas líneas, voy a ofrecerles alternativas de lectura que les puedan resultar excitantes. Aunque no lo parezca, todos los títulos tienen una intensa relación con el mundo de la gestión. Creo que no quedaréis decepcionados, no sólo por la naturaleza y variedad de los títulos, sino por la int

Te apreciarán por el Olor de tus calcetines

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Si. Son mis calcetines. Todo el mundo los mira. Hace tiempo incorporé a mi kit de superviviencia unos gorros , pero a pesar de todas sus bondades tienen algunas serias limitaciones, a saber: - no los puedes llevar por el pasillo. Es mejor no salir del despacho con ellos. - Cuando los llevas, la gente te mira altiva. La ventaja del calcetín multicolor es que puedes pasearte con ellos, son discretos, y cuando alguien se acerca para hablarte te subes los camales, e irremediablemente agacha la cabeza en signo de sumisión. Es perfecto. Además, es un inocente acto de rebeldía que puede dejarse ver o no a voluntad, de forma más sencilla que el tanga de leopardo. Y con traje causan furor (A algunos, furia). Si. Son mis calcetines, tengo un montón de estos. Y me los acabo de quitar. Huelen tan mal como sospechas. ¿Y qué hacen unos calcetines en un Blog de gestión? Mucho. Y de hecho, el hecho de que una prenda tan antigua ocupe ahora mismo tu pantalla tan moderna es un contraste que deseo forzar

La cadencia de la vida

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De una pared del salón de la casa de mis abuelos colgó durante años un título. El documento, al que toda la familia concedía gran valor, conmemoraba el día que mi abuelo cumplía 40 años de servicio en la misma empresa. Cuando era niño, contemplaba ese cuadro, colgado, inerte, e imaginaba que mi abuelo era un excepcional trabajador, muy inteligente y digno de respeto (algo que nunca he dudado). Hoy, pienso además que debía tener una inexpugnable paciencia: "¡40 años en la misma empresa!" Recuerdo que al terminar de estudiar en la Universidad me sentía al borde del abismo. Junto con mis compañeros me preguntaba cómo sería la vida en el espacio exterior, "fuera del cole" , al que asistíamos en un formato u otro desde los 4 años de edad. Era el segundo salto al vacío, pues el primero ya lejano lo habíamos superado cuando pasamos de la formación superior a la universitaria, un momento trascendental que marcaría una buena parte de nuestro devenir al definir la profesión c

No confundas a la policía con el caco

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No ha mucho tiempo exponía un fascinante caso de ceguera colectiva , en el que ilustrábamos aquello de que "No hay más sordo que el que no quiere oir". Una reacción al uso ante una situación de estas características es activar los mecanismos de control que eviten caer en la misma espiral de ceguera. Y no es baladí emplear "activar" que no "crear", porque muchas veces los mecanismos existen si bien duermen. En nuestro caso, los mecanismos activados correspondían al control de calidad del diseño, algo que en última instancia no puede recaer jamás en el diseñador, pues estaríamos en aquello de Juan Palomo: yo me lo guiso yo me lo como. Si hay algo que no funciona es que uno mismo se ponga el exámen y se lo corrija. El tiempo pasa y la memoria borra lo que a uno le viene bien, por lo que tras mucho tiempo de tan fantástico episodio no debe sorprendernos que el que diseña tenga más prisa por entregar que celo por su honor, que el que fabrica desespere por llen

El Hombre de Mundo

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Desde los inicios de la civilización el hombre ha mantenido contacto con sus "diferentes", entre otras cosas por negocios. Utilizo "diferentes" porque no participo de la aberración que pretende establecer que todos somos iguales. Aparte de ser mentira, sería terrible. El Mundo es diverso y esa es precisamente su riqueza. Decía que el hombre ha mantenido contacto con sus diferentes desde tiempos inmemoriales. Esto mismo lo pude comprobar recientemente cuando visité el museo de El Cairo, y pude contemplar entre las piezas que formaban el tesoro de la tumba de Tutankamón siete bastones cuyas empuñaduras representaban las razas conocidas en aquella época: Árabes, Negros, Asiáticos, etc... De esto hace más de 3.000 años. En la antigüedad, el hombre hacía prácticamente lo mismo que ahora, sólo que a mano y más lentamente, por lo que imagino que hacer la ruta de la seda supondría una transición gradual entre el lugar de origen y su extremadamente lejano destino. Hoy en dí

Last Come First Served

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Expresábamos con anterioridad la necesidad de ser dueño del tiempo propio para tener la oportunidad de gestionarlo, con el fin de obtener de él el máximo partido. Decíamos entonces que para lograr "tener tiempo", uno debe reservarse parte del horario de tal forma que nadie pueda interrumpir su actividad. La parte restante debe dedicarse al público, pues atender a los demás es parte esencial de cualquier trabajo. Este post está dedicado al horario de ventanilla abierta. Observo atónito diariamente cómo muchos de los que me rodean gestionan terriblemente mal las comunicaciones con sus semejantes homos sapiens sapiens. Algunos no tienen claras las prioridades, otros sencillamente carecen de educación. Muchos de mis interlocutores tienen un esquema de prioridades totalmente errático a la hora de atender a las personas. ¿Cuántas veces habré vivido ya cómo se aborta una conversación cara a cara cuando a mi interlocutor le suena el teléfono móvil o el fijo? Es normal que ante una

Ceguera colectiva

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Dicen que la experiencia es un grado. A la experiencia se le puede sacar mucho partido si en vez de limitarse a verla pasar, uno la recopila, la observa, la juzga y la destripa, destilándola lentamente en el alambique de la reflexión para extraer de ella su parte más espiritosa. Es lo que intento hacer con este blog. Entre las historias que no debo ni quiero olvidar hay una que empuja intensamente estos días para escapar de los rincones perdidos de la memoria, pues se está volviendo a repetir y su recuerdo va a permitir evitar incurrir en el mismo desastre. Esta historia tiene que ver con el desarrollo de un producto. " Urgía ofrecer un producto barato, y que además funcionase ". Esta frase es intrínsecamente diabólica, pues uno debe saber que las variables calidad-fecha-coste son mutuamente excluyentes una a dos. Es de todos sabido que: 1. Si buscamos la calidad y la fecha, no conseguiremos el coste, 2. Si buscamos la fecha y el coste, no tendremos la calidad, 3. Si buscamo

Estrés o no estrés, esa es la cuestión

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La mejor forma empezar a resolver un problema es estudiarlo. Esto es cierto para la ingeniería y para el amor. También es cierto para el Estrés, objeto de este post. La Real Academia de la Lengua Española ha incorporado esta voz al castellano adaptando el término inglés stress, al que define como sigue: Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves. El control del estrés tiene por lo tanto el objetivo de reducir al máximo la probabilidad de sufrir daño hardware o software (somático o psicológico), y debe abordarse estudiando la tensión y el agobio , ambos situacionales . Cuanta sabiduría contienen los diccionarios. Si, yo tengo estrés. Pero hoy en día que soy depositario de la mayor responsabilidad que se me ha confiado nunca, experimento una fracción del que he podido sufrir en puestos de menor rango. Lo bueno es que esto no es por casualidad, sino más bien el fruto de una lucha mental activa. Hace años, e

¿Pedir permiso o pedir perdón?

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Desde este modesto Blog quiero ensalzar la iniciativa como un valor clave en el avance de la sociedad y el crecimiento personal. Proponer ideas y luchar por hacer de ellas realidades es el motor del cambio. Ojo: Cambio no significa progreso . Hay quien la iniciativa le lleva a descubir la penicilina, y a otros la bomba atómica. Pero sin iniciativa no hay ciencia y sin ciencia noy hay conocimiento que permita al ser humano liberarse del sustrato puramente animal para hacer sociedad basada en la abstracción. Otro valor fundamental es la búsqueda de la Armonía y el Acuerdo. Conseguiremos así definir proyectos orientados a la satisfacción propia y ajena involucrando a otros en nuestras iniciativas, así como el acceso a los recursos para su consecución. Pero cuidado, supeditar sistemáticamente nuestra acción a la aprobación de teceros es un error. Todos somos diferentes, unos de otros. Si hacemos una media aritmética de todas las preferencias o gustos de las personas, el resultado es cero

El Cliente

Alan Greenspan, presidente de la reserva federal durante 20 años, cree fervientemente que los mercados son capaces de autorregularse por sí mismos, y que para que la economía funcione optimamente hay que hacer cualquier cosa menos regularlos. Yo, que soy un ignorante, creo que si la economía funciona es porque existen mercados, y éstos a su vez existen por la presencia de un rol llamado "cliente", que puede satisfacer sus necesidades eligiendo entre diferentes alternativas que compiten por agradarle. En una economía planificada en la que no hay libre competencia y todo está regulado, no existe la figura del cliente, por lo que nadie puede elegir, y por lo tanto no hay nadie que innove en productos y optimización de costes. Toda esta reflexión viene a cuento porque me caso, y he tenido que sufrir recientemente la papiroflexia oficial en las ventanillas de la administración pública. Episodio 1: Conseguir una partida de nacimiento. Acudí a la ventanilla del registro civil, dí mi

Lo que nada cuesta nada vale

Estos días se habla mucho de cambio climático, desarrollo sostenible y ahorro de energías como denominador común a ambos objetivos. Esta tarde volvía del trabajo aportando mi granito de arena a la causa, una montaña que no creo que muchos más estén construyendo: conducía a 90 km/h. Soy un enamorado de la estadística y la medición, y sé, positivamente, que puedo ahorrar un 23% de combustible si conduzco a 90-100 km/h (850km / depósito) en vez de 140-160 km/h (690 km/depósito). Pero no soy ningún héroe sacrificado: Actúo así agusto, no sufro, no tengo mérito. Además mi motivación es barriobajera. La pasta. No me gusta pegarle fuego al sueldo, y además genero menos estrés autoinducido si voy tranquilo por la vida. Sería un sacrificado por la causa si condujese a 80 km/h. Una vez hice la prueba: 1100 kms recorridos con un depósito a condición de no superar 80 km/h. El ahorro fue de un 60% de combustible, pero casi me cuesta el divorcio y un ataque de nervios. Si levanto el pedal es por aho