Talento o instrumento (revisado)
¿Qué hace falta para realizar esta foto? Pues como para todo, hace falta parte de talento, y parte de instrumento. En este caso, hay más instrumento que talento. La idea es sencilla, y no se requiere una gran habilidad para materializarla.
He aquí el resultado que se puede obtener con un buen instrumento.
Veamos otro ejemplo:
Esta es la famosa foto "El beso", de Robert Doisneau. Obviamente, aquí no hay buen instrumento que valga. La cámara que utilizara Doisneau para capturar la escena no le llegaría a la altura del betún a cualquier digital de bolsillo contemporánea. No obstante, es una foto que formará parte para siempre de los anales de la Historia del arte fotográfica.
Además, hubo de revelarse el carrete artesanalmente, y acertar con la variabilidad de la calidad de imágen fotoimpresa en un papel positivo.
Esta escena no se repite cada dos minutos como la toma de un avión en pista. Hay que tener la idea, y la fortuna de encontrar un pájaro en una fuente. Además, esta foto no sale en modo automático con una cámara digital: sólo puede conseguirse con un ajuste manual de la exposición que permita congelar la trayectoria de las gotas de agua sin dejar de difuminar la cabeza del pájaro en rotación, y seleccionando una gran apertura de diafragma que limite la profundidad de campo destacando la escena en primer plano.
Hasta aquí hemos expuesto algunas combinaciones de talento e instrumento, pero nos queda todavía por mostrar la expresión del talento en estado puro, en ausencia de instrumentos más o menos sofisticados.
Es fácil: Cualquier expresión artística en la que el ser Humano tan sólo cuenta con su propio cuerpo es una referencia. Con el fin de fijar la atención en un caso concreto, he escogido la película "12 hombres sin piedad".
El talento se expresa mediante los recursos que tiene a su disposición. Mucho talento y poco instrumento tendrán muchas dificultades para dejar lucir el genio. Por el contrario, mucho instrumento y poco talento sacarán muy poco partido a las posibilidades que el primero ofrece.
No pocas veces he visto realizar inversiones astronómicas en medios y recursos, que cuando se han instalado, han quedado inmediatamtente infrautilizados por la ausencia de planes de explotación, y de talentos capaces de sacarles partido.
Esto es tan cierto para las organizaciones que adquieren máquinaria magnífica a la que no se saca rendimiento, como para particulares que se compran la mejor cámara de fotos que tendrá el selector de modos en posición "automático" durante toda la vida útil.
También existe el otro extremo: Las personas habilidosas que con medios exíguos obran ideas geniales, y en poco tiempo. Sus mentes son hervideros de ideas, y allí donde uno ve un bajo en un immueble, vacío y polvoriento, otros vislumbran la oportunidad de un negocio floreciente.
Aunque soy un enamorado de la tecnología, observo que en muchas ocasiones ésta uniformiza la creatividad y mediocriza las ideas. ¿Por qué son los edificios tan ortogonales? ¿Cómo podía por el contrario Gaudí ser capaz de crear figuras tan orgánicas y genuinas? Parte de la respuesta está en la sustitución del lápiz por el CAD como vehículo de expresión arquitectónico.
Cierra de vez en cuando la hoja de cálculo y tus bases de datos. Apaga el ordenador, coge papel y lápiz, y piensa. Guarda la cámara en el bolsillo e intenta hacer esa foto de forma totalmente distinta a la que conseguirías disparando desde donde estás pisando y como enfocas habitualmente. Piensa genuinamente sin otra herramienta que tu mente y el movimiento analógico de tus extremidades. Descubrirás un mundo interior irrepetible y único.
Explora tu talento, y sólo cuando lo hayas descubierto y lo conozcas íntimamente, somete a la tecnología circundante a tu servicio.
Nunca al revés.
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