No confundas a la policía con el caco

No ha mucho tiempo exponía un fascinante caso de ceguera colectiva, en el que ilustrábamos aquello de que "No hay más sordo que el que no quiere oir".

Una reacción al uso ante una situación de estas características es activar los mecanismos de control que eviten caer en la misma espiral de ceguera. Y no es baladí emplear "activar" que no "crear", porque muchas veces los mecanismos existen si bien duermen.

En nuestro caso, los mecanismos activados correspondían al control de calidad del diseño, algo que en última instancia no puede recaer jamás en el diseñador, pues estaríamos en aquello de Juan Palomo: yo me lo guiso yo me lo como. Si hay algo que no funciona es que uno mismo se ponga el exámen y se lo corrija.

El tiempo pasa y la memoria borra lo que a uno le viene bien, por lo que tras mucho tiempo de tan fantástico episodio no debe sorprendernos que el que diseña tenga más prisa por entregar que celo por su honor, que el que fabrica desespere por llenar el almacén aunque sea de huevos, y que el vendedor ansíe suministrarle por fin al cliente la piel del oso ese que no se ha cazado aún.

¿Es el fin? ¿Tan vigente es Sisifo?

Si hay suerte, quedará un grupo como el de los irreductibles Galos de Uderzo y Goscini, que no olvidarán Alesia. Serán ellos quienes dirán 'NO', la palabra más complicada.

"NO" significa saltar por los aires las planificaciones, que obviamente nunca contemplan la posibilidad de contratiempos pues no le vienen bien.

Se dice "NO" a los objetos que no satisfacen las espectativas, aunque el entorno interprete que la negativa se la lleva el padre de la criatura (que bien puede ser un amigo).

Es dificil decir "NO", especialmente cuando el entorno confunde la causa con la consecuencia. La causa del "NO" no es que se detecte y enuncie una desviación, sino que el fallo exista e impida seguir avanzando.
He observado no pocas veces cómo ante un "NO", se pone más presión sobre el control que sobre el origen del problema, en sectores tan diversos como la construcción o el desarrollo electrónico.

Esta situación es peligrosa, porque la incomodidad emocional de plantarse puede inducir a la irresponsabilidad y a pasar por alto lo que no es aceptable. Con ello no se arregla nada, porque la presión volverá a caer en el control que no disparó la alarma a tiempo.

¿Prefieres que te consideren agorero o incompetente?

¿Es mejor advertir de los peligros antes de que ocurran o que te pidan cuentas por haberte relajado? En el primer caso, nunca se sabrá si tus precauciones eran proporcionadas al hipotético problema. En el segundo, será obvio que si salió mal no lo detectaste, pues se señalará antes al control que al origen del fallo.

Persevera en evitar los errores de concepto del entorno: No permitas que se confunda a la Policía con el caco. Si hay accidentes por exceso de velocidad no es por falta de radares o multas, sino por que la gente corre por la carretera.

E implícate siempre en la solución, que es al final lo que importa.

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